Efecto invernadero
La atmósfera, formada por una capa gaseosa que se encuentra alrededor de la Tierra, juega un papel importantísimo para la vida en nuestro planeta, actuando como un regulador y controlador de la temperatura en la superficie terrestre. Los componentes que cuentan con mayor importancia para sostener la temperatura son el CO2 y el vapor de agua, pero existen otros.
El acumulo de dióxido de carbono en la atmósfera debido en gran parte, a las combustiones del carbón, el gas natural, u otros productos que derivan del petróleo, afectan en gran medida al clima en la Tierra, junto a otras sustancias gaseosas como el vapor de agua, el CH4 ( metano), óxidos de nitrógeno, etc. A todos estos gases se los conoce como gases invernadero.
El planeta Tierra se encuentra en un equilibrio térmico con el entorno que le rodea, lo que nos hace entender que nuestro planeta tienen una emisión de energía hacia el espacio igual que la cantidad de energía que absorbe procedente del Sol. Del total de la energía del Sol que incide en la Tierra, un 35% retorna al espacio al ser reflejada por la atmósfera; las radiaciones que no han sido reflejadas penetran las distintas capas atmosféricas, donde se absorbe un 14 %; el ozono que se encuentra en la atmósfera filtra la gran parte de la radiación de tipo ultravioleta. El 51 % de la energía sobrante llega a la superficie de la Tierra a modo de luz visible, la cual en parte es usada por el planeta y el resto viene utilizada para calentar la superficie terrestre.
De la cantidad de luz que nos llega a la superficie, la tercera parte de ella vuelve reflejada al espacio, y los otros dos tercios restantes de energía se absorben por materia inerte, como pueden ser las rocas. Cuando la superficie terrestre se enfría, ésta irradia calor a modo de radiación infrarroja que se absorbe por el CO2 y el vapor de agua que se encuentra en las capas bajas de la atmósfera, lo que nos permite mantener una temperatura que hace que pueda ser un planeta habitable, lo que supone que la atmósfera se calienta de abajo hacia arriba y no al revés, lo que explicaría el descenso de temperatura existente en la troposfera (entre los 0 y los 10 Km.), mediante aumenta la altura.
El efecto del calentamiento, se puede comparar con la retención de la energía calorífica que se produce en un invernadero, de ahí que el efecto del que hablamos se conozca comúnmente como efecto invernadero.
Así decimos, que el efecto invernadero consiste en el incremento de la temperatura de la superficie de la Tierra debido a la crecida y acumulación de los gases invernadero en la atmósfera.
En la actualidad, la temperatura media de la Tierra, ronda los 15ºC pero, de no existir el efecto invernadero, la temperatura descendería, encontrándose en torno a los -20ºC.
El vapor de agua ayuda de manera notable al efecto invernadero, pero debido a que la presión parcial con la que cuenta el vapor de agua cambia con respecto al lugar, siendo alta en zonas de costa, y muy baja en zonas de desierto, dicha influencia se hace bastante variable. Esto nos explica los severos cambios que sufren la temperatura entre el día y la noche en zonas desérticas y el clima más bien templado que poseen las zonas húmedas. Pero, sin embargo, el dióxido de carbono se encuentra repartido por la capa atmosférica de manera uniforme, por lo que tiene un papel bastante importante en lo que respecta a la temperatura media del planeta. Hoy en día en la atmósfera, el CO2 tiene un porcentaje en torno al 0,031 % de volumen, que contrasta con el 78% de nitrógeno y el 21% de oxígeno presente en ella.
En consecuencia de la actividad del ser humano, sobretodo las combustiones a grandes escalas de gas procedente de combustibles fósiles y la gran deforestación de los bosques, hecho que disminuye el consumo de CO2 por los procesos de fotosíntesis, está sucediendo un incremento de la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera, que van desde 275 partes por millón (p.p.m) en el año 1880, hasta 365 p.p.m para el año 1990. La continuación de esta tendencia haría que en el 2050 la concentración presente en la atmósfera de CO2 creciera más del doble, lo que comportaría un incremento notable de la temperatura terrestre en una media de al menos más de 3ºC.
Variaciones de temperatura de estas magnitudes podría causar cambios drásticos en cuanto al clima, pudiéndose ver alterado la cantidad de lluvias en ciertas regiones. No obstante, se hace bastante difícil poder predecir con exactitud los cambios, ya que existen muchos otros factores que afectan al clima, aunque el futuro no parece muy halagüeño, pues las consecuencias de un incremento del efecto invernadero puede tener serios resultados como la disminución de la producción agraria, la elevación del nivel de mar en consecuencia a los deshielos polares, etc.
Para poder equilibrar los efectos nocivos que se producen debido a la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, y evitar así, las secuelas del probable cambio climático, debemos frenar la deforestación masiva que está teniendo lugar en los bosques, y crear estrategias para una utilización más eficaz para que la energía sustituya a los combustibles fósiles por otro tipo de fuentes de energía, como puede ser por ejemplo, la utilización directa de la energía del Sol u otro tipo de energías renovables.