Química

El ánodo de Faraday

Publicado por Mónica González

El ánodo es conocido como el electrodo responsable de la reacción de oxidación de los elementos. Un gran error que fue desarrollado es pensar en que su polaridad es eternamente positiva. La mayoría de las veces este concepto es erróneo ya que dependiendo del dispositivo utilizado la polaridad puede variar y a esto se le suma el modo en que trabaja teniendo en cuenta el flujo y la dirección de la corriente eléctrica. Poniendo las cosas un poco más claras, el ánodo es positivo si absorbe energía y negativo cuando la suministra.

Faraday fue la primera persona que utilizó el término “ánodo” en uno de sus libros llamado “Exploraciones experimentales sobre la electricidad”. Le dio un significado de acceso, o camino ascendente, pero solo señalando un electrolito de las celdas electroquímicas. En su principio el asevera que se trata de cargas positivas las que mueven y mantienen a este elemento, pero, como ya hemos explicado anteriormente, esto no es así en todos los casos, y en la mayoría la carga es negativa.

Es verdad, aparentemente y a simple vista, es lógico definir cuál es el sentido de la corriente eléctrica, apreciándolo como un sentido de movimiento de las cargas libres, pero, si el conductor no es metálico surgen cargas positivas que se trasladan sobre el conductor externo. Esto implica que tenemos cargas negativas y positivas moviéndose en sentidos opuestos y por lo tanto se adopta en un convenio la definición del sentido de la corriente, como el recorrido de las cargas positivas de los cationes a las cargas negativas de los ánodos (ánodo – cátodo).

En el caso de las válvulas termoiónicas, tenemos delante un tipo de ánodo que recibe la mayor parte de los electrones que son emitidos por el cátodo. Específicamente en el caso de los tubos amplificadores, como los tríodos, tetrodos, pentodos, etc. y sobre todo en las válvulas de potencia. Estos electrodos transmitidos son los responsables del calor que se genera dentro del tubo, que se debe disipar. Para lograr esto existen dos alternativas al día de hoy:

En el caso de que se origine una gran potencia que se acopla térmicamente, se debe adjuntar el ánodo a un disipador que se encuentre por fuera de la válvula que se refrigera por la acción de la circulación de aire, vapor o aceite.

Por otro lado si el caso infiere una baja potencia, los ánodos deben ser de buen tamaño para absorber el impacto de todos los electrones que son sometidos a una diferencia de tensión entre los ya mencionados, ánodos y cátodos. El impacto provoca el traspaso de energía y esta se disipa en forma de calor.

Existen además lo llamados ánodos especiales, se trata de ánodos que están presentes por ejemplo en los tubos de rayos X. Estos rayos X son generados en el momento en el que al ánodo se lo somete a una gran carga de energía. Los electrones entonces se irradian en forma de rayos y calientan el ánodo enormemente. Por esta razón el ánodo es grande, y está provisto de disipadores que trabajan con aire o agua para refrigerarlo.