El bromometano
El bromometano, (CH3Br), también conocido como bromuro de metilo, es una sustancia que posee numerosas aplicaciones, además es de fácil y económica preparación. Una de sus muchas aplicaciones es la de fumigante en grandes superficies, así como depósitos, transportes, etc. Es muy eficaz para erradicar plagas de insectos en cultivos agrícolas, sobretodo en las plantaciones de patata y tomates. Lógicamente, dicha utilidad es debido a tu alta toxicidad, la cual se desprende en de la reactividad de tipo SN2 que presenta dicho compuesto. El bromometano se encuentra dentro del grupo de los compuestos halogenados de tipo orgánico. Es un gas inflamable cuyo olor recuerda al cloroformo.
La química en nuestra vida diaria depende en gran parte de moléculas con grupos nucleófilos como las aminas, sus derivados, y los tioles. La función bioquímica de dichos sustituyentes es grande y diversa, y casi siempre de tipo critica para los seres vivos. Unos electrófilos altamente reactivos como puede ser el bromometano que nos ocupa, pueden llegar a causar fuertes estragos en los sistemas bioquímicos al realizar alquilaciones indiscriminadamente, como las que realizan a grupos nucleófilos añadiendo grupos metilo por procesos reactivos de tipo SN2. Dichos procesos pueden llegar a producir HBr a modo de subproducto, lo cual hace aumentar mucho más el daño que produce de per se en los sistemas biológicos.
La toxicidad que tiene el bromometano no se suele limitar a los insectos. De hecho, la exposición humana a dicho compuesto produce serios problemas de salud. Cuando se produce un contacto directo produce quemaduras en la piel, y la exposición de modo continuado puede causar daños en órganos como los riñones, hígado o incluso afectar al sistema nervioso central. La inhalación en cantidades elevadas puede producir una destrucción del tejido del pulmón, además de provocar la aparición de edemas, y en el peor de los casos, llega incluso a provocar la muerte.
El límite máximo de exposición humana al bromometano en entornos de trabajo, ronda los 20 ppm. Así el bromometano es un ejemplo de sustancia ampliamente utilizada en la industria, pero cuya extrema toxicidad hace necesaria una gran responsabilidad en su uso. Claramente, no siempre es fácil poder compaginar las cuestiones de utilidad y seguridad, lo que no nos hace olvidar que los costes humanos y medioambientales poseen cada vez más una influencia decisiva en la valoración económica de los procesos.
El bromometano se encuentra incluido en la lista de sustancias que son reductores del ozono en la estratosfera, según el Protocolo de Montreal. El bromuro es entorno a unas 60 veces más potente como destructor de la capa de ozono que el propio cloro, por lo cual, cantidades pequeñas de bromometano pueden causar unos daños considerables. Desgraciadamente, el bromometano en la actualidad aún no posee ningún sustitutivo menos dañino para las actividades industriales donde participa, por lo que se continúa usando de forma masiva.