Ácido fólico
El ácido fólico, es un tipo de vitamina soluble en agua que recibe numerosos y diversos nombres, entre los más destacados encontramos, la denominación como vitamina B9 o M, folacina, ácido pteroil-L-glutámico, etc. Es una vitamina del grupo de las consideradas esenciales para el hombre, pues este no es capaz de sintetizar ácido fólico, por lo que necesariamente debe recibirlo a través de la dieta ya sintetizado.
Este hecho no ocurre en otros organismos, como los bacterianos, los cuales si sintetizan ácido fólico, y es por ello que muchas drogas antibacterianas funcionan precisamente inhibiendo la síntesis de dicho ácido, pues así se pararía también el crecimiento de la bacteria a combatir. Las bacterias, las cuales necesitan del cofactor ácido fólico para desarrollarse, y el ácido p-amino benzoico para sintetizarlo, cuando introducimos en una célula bacteriana una sulfamida por ejemplo, esta compite con el PABA, llegado a ocupar el lugar de este en el centro activo de la enzima que cataliza la producción de ácido fólico, por lo cual se dice, que la sulfanilamida es un inhibidor competitivo de la enzima, la cual una vez formado el complejo con la sulfanilamida, será incapaz de catalizar la síntesis del ácido fólico. Sin dicho ácido, las bacterias no pueden sintetizar los ácidos nucleicos que necesitan para su crecimiento, por lo cual el crecimiento bacteriano queda interrumpido.
En el ser humano o células animales, el ácido fólico actúa como una vitamina necesaria para la producción de diferentes proteínas, así como de la hemoglobina. Forma para de las vitaminas del complejo B, las cuales se encuentran presentes en diferentes alimentos.
La forma reducida del ácido fólico, el ácido tetrahidrofólico (FH4), participa en el organismo como transportados de átomos del carbono, en concreto los grupos formilo, los cuales son necesarios para la formación de la síntesis de las purinas, componentes de los nucleótidos presentes en las estructuras del ADN y el ARN.
Químicamente, el folato es derivado de un sustrato en diferentes reacciones, así como también juega un papel esencial en la síntesis del dTMP (timidilato). Este ácido ayuda a transformar la vitamina B12 en coenzimas que participan en la síntesis del ADN que se necesita para el crecimiento celular.
Además, el ácido fólico tiene un papel crucial en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Ayuda a regular los niveles de homocisteína, un aminoácido que, cuando se encuentra en altas concentraciones, puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. También puede ayudar a prevenir ciertos tipos de cáncer, incluyendo el de colon y el de mama, ya que puede ayudar a prevenir las mutaciones en el ADN que pueden llevar al cáncer.
Encontramos ácido fólico en verduras que poseen hojas verdes, de hecho el término folato, deriva del latín “hoja de árbol” (folium), así como también en las vísceras de origen animal, diferentes frutos secos, leguminosas, levadura, etc. Sin embargo, el ácido fólico contenido en los alimentos se pierde al conservarlos a temperatura ambiente o incluso al cocinarlos. El ácido fólico, se comporta diferente a otras vitaminas de tipo hidrosoluble, pues esta se almacena en el hígado de los animales, sin necesidad que se deba administrar al organismo a diario.
La carencia de ácido fólico es rara en humanos, pero un déficit de esta vitamina se debería a una muy mala alimentación, así como a un factor genético el cual no presentaría síntomas, al menos hasta que la mujer quedase embarazada, pues el ácido fólico es necesario para la buena formación de la placenta, lo que evitaría abortos y mal formaciones fetales, así como diferentes enfermedades cerebrales y de columna entre otras. Si el feto en gestación recibe poco ácido fólico puede padecer numerosas enfermedades que van desde anemia, hasta un nacimiento prematuro. Además, el ácido fólico ayuda a la mujer de cualquier edad a mantener una matriz sana y en buen estado.
Sin embargo, todo en exceso es malo, y el ácido fólico no es una excepción, pues existe un cierto riesgo de toxicidad, que aunque bajo, puede llegar a producirse, si se ingiere más de 1 mg. al día, cantidad que varía para mujeres embarazadas o lactantes. Así también es importante que los suplementos de ácido fólico nunca superen el máximo tolerable pues de otra manera podrían cubrir una deficiencia del B12 en nuestro organismo, la cual podría provocarnos serios daños, además de intervenir en otros tratamientos que podamos estar llevando a acabo.