Química

Alicina

Publicado por Mónica González

El ajo ha sido utilizado desde siempre para los más variados fines. Desde alejar los vampiros (cultura popular) hasta en el combate de bacterias pasando por el tratamiento del pie de atleta a los condimentos.

Luego de innumerables análisis químicos, los científicos llegaron a la conclusión de que la gran riqueza del ajo, Allium sativum, se encuentra en sus componentes – más de 30 ya fueron aislados – especialmente en los derivados de azufre (sulfatados). Entre ellos, el más importante es sin dudas la alicina (di-propenyl tiosulfinato), responsable por la mayoría de las propiedades farmacológicas de la planta.

En verdad la alicina, un líquido de coloración amarillenta, solo aparece de hecho cuando el ajo es machacado o cortado, liberándose las células cuanto su integridad estructural es comprometida. Este proceso es conocido como la «reacción de allinasa», una enzima que convierte el alliin, un derivado de aminoácido presente en el ajo, en alicina.

Esta sustancia desempeña una acción muy importante en la defensa de la planta contra insectos, hongos y bacterias existentes en la fauna propia del suelo, además de ser la responsable por su fuerte olor característico. A pesar de ya conocerse muchas de las propiedades de la alicina, esta sustancia no deja de suscitar el interés científico de muchos investigadores a lo largo del mundo.

Y uno de los interesados en su estudio fue el bioquímico David Mirelman, del Weizmann Institute of Science. Este científico coordinó un equipo que clonó el gen codificador de la alicina. Luego del clonado de este gen, los científicos produjeron y lograron estabilizar esta sustancia altamente volátil, que según estos investigadores, es responsable por todo lo que existe de bueno y malo en el ajo.

Los test dirigidos por el Mirelman y sus colaboradores confirmaron las conclusiones de otros estudios anteriores: la alicina es muy eficaz en la prevención de la hipertensión, en el tratamiento de la diabetes y de la diarrea, en la disminución del riesgo de infarto y en la destrucción de células cancerígenas.

Los experimentos realizados por este equipo, revelaron que el ajo previene el aumento de peso y puede ayudar inclusive en la pérdida de los kg que están de más. Además, se ha demostrado que la alicina tiene propiedades antioxidantes, lo que significa que puede ayudar a proteger las células del cuerpo contra los daños causados por los radicales libres y el estrés oxidativo.

“Compuesto maravilloso”

En una entrevista a Reuters Health, Mirelman apoda la alicina como una “droga maravillosa”, afirmando que ella puede ser incluida en el mismo grupo de la aspirina. Según Mirelman, la alicina tiene un efecto antibiótico “esto fue comprobado científicamente… elle mata microorganismos” afirmó el científico. Además, está es la principal función que esta sustancia desempeña en la planta, la protege de los microorganismos del suelo.

El papel del ajo a lo largo de la historia de la humanidad

El ajo es un ingrediente utilizado en la medicina hace millares de años y sus virtudes farmacológicas no pasaron desapercibidas a lo largo de este tiempo. El vigor del ajo es el tema central de varias leyendas y la inspiración de muchos poetas clásicos y se hace mención a el hasta en la propia Biblia, cuando los israelitas lamentan el ajo dejado en Egipto cuando huyeron con Moisés. En varios registros jeroglíficos se muestra que el ajo fue dado a los esclavos que construían las pirámides para mantenerlos fuertes y saludables.

También en Grecia antiguamente los atletas comían ajo crudo antes de las competencias y los soldados romanos comían la rama de la planta antes de ir a las batallas. De hecho, el ajo era el arma secreta del imperio Romano.

Los centuriones comían ajo para prevenir enfermedades, especialmente las provocadas por las bacterias patógenas del aparato digestivo. Hipócrates, el padre de la medicina, recomendó el ajo para el tratamiento de infecciones, heridas, disturbios digestivos e inclusive la lepra.

En al edad media el ajo fue muy utilizado para prevenir la propagación de la peste negra y también era un poderoso amuleto que espantaba los demonios y vampiros. Ya durante la Primera Guerra mundial, fue usado en la prevención de gangrenas cuando los hospitales de campaña estaban carentes de penicilina y sulfamida. En la actualidad, la alicina sigue siendo objeto de investigación y su potencial para el tratamiento de diversas enfermedades sigue siendo explorado.