Colorantes químicos y alimentarios
Entendemos por colorante, toda sustancia que posee la capacidad de dar color, o teñir sustancias, fibras, alimentos, etc. Los colorantes se utilizan desde la antigüedad, donde se usaban sustancias vegetales, que aún hoy en día se usan, como puede ser el caso de la cúrcuma (muy utilizada en cocina) o la cochinilla, entre otros.
En el campo de la química, se denomina colorante, a una sustancia que cuenta con la capacidad de absorción de distintas y concretas longitudes de onda dentro del espectro de la luz visible. Los colorantes se fijan en sustancias dándoles coloración de una forma estable, por lo que no suelen ser alteradas con factores como puedan ser la luz, los oxidantes, el agua, etc.
En la química se clasifican a los colorantes en 5 grupos bien definidos: colorantes nitrosos, azoicos, colorantes del trifenilmetano, derivado de la antraquinina, y colorantes indigoides.
Dentro de la industria, hay numerosos colorantes empleados tanto en alimentación como en otros campos como aditivos, que se encuentran catalogados por números precedidos por la letra E.
Centrándonos más en la industria alimentaria, los colorantes alimentarios son tratados como aditivos que otorgan color a los alimentos pero no alteran su sabor. Cuando estos colorantes se encuentran en los alimentos se dice que son naturales, pero si se les añaden en el proceso de fabricación se conocen como colorantes artificiales. Los colorantes se encuentran en los alimentos, por lo general en cantidades medidas en ppm, y por lo normal, suelen ser cantidades bastante pequeñas. Actualmente la industria alimentaria usa estos colorantes sobretodo para hacer los alimentos más atractivos, o según las preferencias de los consumidores, pues el color que presente un alimento suele ser lo más llamativo o atrayente a la hora de comprar, además en ocasiones, proporciona un aspecto más “saludable” y apetitosa a la comida.
Quizás se utilizaran colorantes alimentarios antes de lo documentado, pero fue quizás tras los trabajos del químico Inglés, Sir William Henry Perkin, allá por el año 1956. En 1886 se aceptó en Estados unidos la incorporación del colorante amarillo en la fabricación de las mantequillas, y ya en 1900 un enorme número de alimentos incluían colorantes en su composición.
Los colorantes se utilizaban con diversas finalidades; por lo general los compradores asociamos los colores son diferentes sabores, esto ocurre en todo tipo de alimentos, desde salsas, golosinas, o bebidas entre otros. Es por ello, que la industria de la alimentación adiciona colorantes a los productos con el fin de simular en muchos casos un sabor, por ejemplo, el rojo de algunas frutas confitadas, como las cerezas o las fresas, sin el colorante serían de una tonalidad beige o crema. Por lo tanto en muchos casos es más que nada, una estrategia de comercio.
La gran parte de los consumidores, son conscientes de que ciertos alimentos como puede ser algunos tipos de Ketchup o cereales y golosinas contienen colorantes artificiales, a menudo estos alimentos tienen un aspecto colorido y brillante, pero lo que no saben es que otros muchos alimentos más “naturales”, como pueden ser algunas frutas o pescados, son coloreados a menudo para darles un aspetcto más saludable y apetecible, haciendo que productos que quizás no son de temporada, estén todo el año presentando el aspecto que el consumidor desea, sin verse afectado por los cambios de estación, efecto de almacenaje, o de la manufacturación. Por lo general, esta coloración compensa esa pérdida de color que produce la luz, los cambios climáticos, etc. En algunos casos no es solo una cuestión de marketing, si no que también se hace para preservar los sabores y las vitaminas del producto del daño que les pueda provocar la luz. También son muy usados los colorantes, en pastelería, con motivos meramente decorativos.
En el comercio, los colorantes naturales cada vez de comercializan en mayor medida, sobretodo en los últimos años, debido a la preocupación por la salud y la mala fama que muchos de los colorantes artificiales tienen. Algunos de los colorantes naturales más utilizados con el E150, o caramelo, el cual se fabrica a partir del azúcar caramelizado, el cual se añade, entre otros, a productos tan conocidos como los refrescos de cola. O el pimentón, que además aporta sabor, procedente del secado de pimientos. Podemos enumerar una gran cantidad de estos colorantes.
Para asegurar la buena coloración de estos productos suelen usarse en formas muy puras, y en muchos casos, para facilitar el uso, se usan en forma sólida o líquida, como excipientes.
Así, hoy en día, la gran parte de los productos que encontramos en el mercado cuentan con colorantes en su composición. El uso abusivo de estos hace que algunos alimentos parezcan artificiales, siendo rechazados por los compradores, pero a pesar de ello, alimentos de todo tipo los aportan, como puede ser el caso de los helados, numerosos postres, salchichas, alimento de animales, golosinas, bebidas gaseosas, zumos, y un largo etc. Pero sin duda, la industria que mayor cantidad de colorantes utiliza es la industria de los refrescos.
Los colorantes alimentarios también se usan en sustancias no comestibles, debido a que con frecuencia son más seguros en su utilización que algunos tintes o pigmentos, en arte, algunos artistas los utilizan en sus trabajos, o incluso cuando se debe colorear el cuerpo. También pueden teñir fibras de tejidos, pero éstos suelen desaparecer tras los lavados.
Se han hecho, y hacen, numerosos estudios acerca de los colorantes, pues se relacionan estrechamente con el empeoramiento del TDAH (trastorno del déficit de atención con hiperactividad), padezcas o no la enfermedad. Se ha demostrado, en niños que no padecen el síntoma, que al eliminar los colorantes de su alimentación, mejoraban el rendimiento en las escuelas, así como su comportamiento. Además numerosos colorantes provocan diferentes alergias, y urticarias, por lo cual, se recomienda el uso controlado de los colorantes artificiales.