Selenio
El selenio es un elemento químico, cuyo símbolo es Se, con un número atómico de 34.
El selenio, al igual que otros elementos, posee también distintas formas alotrópicas. Por ejemplo, el selenio amorfo, el cual existe en dos formas distintas, la vítrea negra, la cual se consigue al enfriar de manera rápida el selenio en estado líquido, que funde a unos 180ºC, obteniéndose en reacciones de tipo reductivas, y el selenio gris cristal, cuya estructura es de tipo hexagonal, fundiendo a 220.5ºC, o la forma de selenio rojo, que tiene una estructura monoclínica, y funde a 221ºC.
El selenio no es soluble, ni en agua ni en alcohol, pero si es algo soluble en disulfuro de carbono, y totalmente soluble en éter.
Hasta los años sesenta, el selenio tenía tan sólo un uso importante, y era como aditivo del vidrio. La adición de seleniuro de cadmio (CdSe), a una mezcla de vidrio, daba un color rojo rubí que era de gran valor para los artesanos que trabajaban el vidrio. El seleniuro de cadmio es un compuesto semiconductor que se usa en las fotoceldas pues su conductividad eléctrica cambia según la intensidad de la luz a la que se expone.
Cuando se invento la xerografía (del griego, escritura en seco), para las duplicaciones de documentos, el selenio se convirtió en un elemento que afectaba a la vida de todos, adquiriendo una importancia que hasta entonces no tenía. La xerografía se hace posible gracias a las propiedades fotoconductoras que tiene el selenio. El punto importante de una fotocopiadora, así como de una impresora láser, es un cilindro que se encuentra recubierto por selenio. La superficie se ve cargada con un campo eléctrico de unos 10^5 V.cm^-1. Las áreas que se exponen a una luz con cierta intensidad (que son las áreas blancas de las imágenes), pierden la carga como resultado de la fotoconductividad.
El “toner” en polvo se pega luego a las áreas cargadas del cilindro (las áreas más oscuras). En el siguiente paso, el toner se pasa al papel y a través de una fuente de calor, las partículas se funden, consiguiendo integrarlas con las fibras del papel, y por lo tanto realizando la fotocopia. En las fotocopiadoras que son a color, se utiliza el telurio para cambiar la sensibilidad al color del cilindro.
Además de ésta aplicación, hoy en día el selenio se usa en muchas otras aplicaciones eléctricas, en plantas solares, en fotografía, como aditivo del acero inoxidable, o como catalizador en diferentes reacciones, sobre todo las reacciones de deshidrogenación.
El selenio también actúa como nutriente (micronutriente), encontrándose presente en productos alimenticios como pan, cereales, pescados, carnes, huevos, etc. El selenio se encuentra también en el aminoácido selenocisteína, formando parte de varias otras enzimas.
Además es un antioxidante, pues ayuda a neutralizar los radicales libres de nuestro organismo. Es un elemento necesario para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides y es un estimulante del sistema inmunológico. Se recomienda una ingesta de 55 a 70 microgramos diarios de selenio.
El selenio se encuentra de manera natural en la corteza de la Tierra, formando parte de la gran mayoría de las rocas o suelos. Pero es difícil encontrarlo puro, y casi siempre debemos obtenerlo partiendo del refinado del cobre.
El selenio posee también 6 isótopos, de los cuales un total de 5 son estables.
Sin embargo, este elemento está considerado como peligroso para el medio ambiente, por lo cual se almacena con control en zonas secas con la finalidad de evitar posibles filtraciones que puedan pasar a contaminar aguas y suelo.
Además de sus aplicaciones industriales y nutricionales, el selenio también tiene un papel importante en la medicina. Se ha demostrado que el selenio puede ayudar a prevenir ciertos tipos de cáncer, como el de próstata, pulmón y colorrectal. Esto se debe a su capacidad para mejorar la función del sistema inmunológico y prevenir el daño celular causado por los radicales libres.
El selenio también es esencial para la salud del corazón. Algunos estudios han sugerido que una ingesta adecuada de selenio puede reducir el riesgo de enfermedad cardíaca al disminuir la inflamación y prevenir la acumulación de placa en las arterias.
Además, el selenio puede tener un impacto positivo en la salud mental. Algunas investigaciones indican que los niveles bajos de selenio pueden estar asociados con un mayor riesgo de depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
A pesar de sus beneficios, es importante tener en cuenta que el selenio puede ser tóxico en grandes cantidades. La sobredosis de selenio puede causar síntomas como fatiga, irritabilidad, pérdida de cabello y uñas, y en casos graves, problemas neurológicos y cardíacos. Por lo tanto, es importante obtener el selenio de fuentes dietéticas o suplementos en las cantidades recomendadas.
En la industria de la energía, el selenio también tiene un papel importante. Se utiliza en la fabricación de células solares de película delgada, que son una alternativa más barata a las células solares de silicio tradicionales. Además, el selenio se utiliza en la fabricación de baterías de iones de litio, que son ampliamente utilizadas en dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos.
En resumen, el selenio es un elemento versátil con una amplia gama de aplicaciones en diversas industrias. A pesar de su toxicidad potencial, su papel en la nutrición y la medicina, así como en la industria de la energía, lo convierten en un elemento valioso y esencial.