Química

La Ley de Henry

Publicado por Mónica González

Agua con gas no es simplemente el contenido de aquella botellita que usted compra en el supermercado o las burbujas que salen del refresco. El simple contacto de un gas o de una mezcla gaseosa con un líquido hace que parte de ese gas se disuelva en el agua. Le puede parecer raro, pero le aseguro que los peces, por ejemplo, agradecen… después de todo, gracias a eso es que ellos logran obtener oxígeno para su respiración.

Recuerde lo siguiente: un gas tiene sus moléculas en constante movimiento y, de esa manera, esas moléculas se chocan con los obstáculos que encuentran en el camino. Cuando el obstáculo que el gas encuentra es la superficie de un líquido, de vez en cuando, moléculas con un poco más de velocidad logran penetrar en el líquido, quedando disueltas.

Como vivimos en un planeta envuelto por una atmósfera gaseosa, los líquidos, salvo en situaciones de almacenaje muy especiales, están siempre en contacto con gas, haciéndoles siempre disolver parte de él. Así el contacto con la atmósfera es que garantiza que una parte del oxígeno del aire termine dentro de los océanos y dé soporte a la respiración de toda la fauna marina.

¿Cómo el gas entra en el líquido?

Usted leyó en el segundo párrafo una explicación sobre el mecanismo que permite que la molécula de gas entre en el líquido, pero eso es influenciado por diversos factores:

Presión del gas: cuanto mayor es la presión que un gas ejerce, más grande el número y la fuerza de las colisiones de sus moléculas con los obstáculos. Si las colisiones se hacen más fuertes y frecuentes, más moléculas lograrán penetrar en el líquido.

Recuerde lo que sucede cuando usted abre una botella de refresco. Al aliviar la presión del gas por la apertura de la tapa, menos gas logrará quedar disuelto, de allí el surgimiento inmediato de las burbujas en el refresco.

Temperatura del líquido: la temperatura tiene que ver con el grado de agitación molecular, correcto? Cuanto más agitadas, más veloces. Cuanto más veloces más fácil de romper las «barreras» que vayan encontrando por el camino. Cuando el líquido está caliente, todas sus moléculas, incluso las de los gases disueltos, están más agitadas, así resulta más fácil que ellas escapen del líquido y, consecuentemente, más difícil disolver un gas dentro de él.

Nuevamente al refresco: ¿alguna vez ha notado como un refresco helado tiene más gas disuelto que el caliente? Fíjese por el número de burbujas que ellos presentan o por la espuma que producen cuando lo colocamos en un vaso. No confunda una cosa: burbujas son constituidas por gas no disuelto, él está en la forma gaseosa.

Agitación de la  superficie del líquido: cuanto más agitada esté la superficie del líquido, más fácil para que las moléculas del gas entren o salgan de él (intercambio de gases), pues más fácil será romper la tensión superficial. Es lo que sucede cuando abrimos una botella de refresco luego de agitarla.

Ese efecto es utilizado y mal comprendido en acuarios. Cuando colocamos una piedra porosa unida a una pequeña bomba de aire en el fondo del acuario, muchos creen que las burbujas que salen de la piedra son las responsables por la introducción de gas en el agua. En realidad esas burbujas sirven para agitar la superficie de agua y facilitar el intercambio de gases con la atmósfera.

Problemas en el intercambio de gases

Algunas situaciones pueden causar problemas por obstaculizar el intercambio de gases o hasta por la existencia de esos intercambios. Un derramamiento de aceite en el océano hace con que aparezca una «película protectora» en la superficie del agua que impedirá el intercambio de gases con la atmósfera. El océano resulta privado de oxigeno y saturado de gas carbónico, lo que no es muy interesante para la vida marina.

Además, la gran concentración de contaminantes en la atmósfera también puede ser una influencia muy perjudicial. Gases como el dióxido de carbono (CO2) y otros óxidos, como los de azufre y nitrógeno van a combinarse con el agua de la lluvia dando origen a una solución ácida, de ahí el nombre lluvia ácida. Esta lluvia ácida puede tener efectos devastadores en la vida acuática y en la vegetación, alterando el equilibrio de los ecosistemas.

La Ley de Henry

La disolución gaseosa en líquidos es regida por una ley conocida como la Ley de Henry. Esa ley dice que la solubilidad de un gas en agua depende de la presión parcial en esa ley varia con el gas y la temperatura, y revive el nombre de constante de Henry.

La ley de Henry y su estudio es fundamental para la fabricación de aguas minerales y otras bebidas gaseosas, así como en cuestiones ambientales. Pero, además, tiene aplicaciones en áreas tan diversas como la medicina, la ingeniería y la física. Por ejemplo, en medicina, la ley de Henry se utiliza para entender cómo los gases se disuelven en la sangre y pueden causar enfermedades como la descompresión, comúnmente conocida como la enfermedad del buzo. En ingeniería, la ley de Henry se utiliza para diseñar y optimizar procesos de separación de gases, como la destilación y la absorción de gases.

Además, la ley de Henry también tiene implicaciones en el estudio del cambio climático. Los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, se disuelven en los océanos y otros cuerpos de agua, y la cantidad que se disuelve depende de la presión parcial del gas en la atmósfera, tal como lo establece la ley de Henry. Por lo tanto, un aumento en la concentración de estos gases en la atmósfera puede llevar a un aumento en la cantidad que se disuelve en los océanos, lo que puede tener efectos significativos en el equilibrio de los ecosistemas marinos.