Látex
El árbol de caucho es un árbol que pertenece a la familia de las Euphorbiaceae (Hevea brasiliensis) conformado por hojas compuesta, flores pequeñas y reunidas en amplias panículas, cuya madera se presenta blanca y liviana y de cuyo látex se fabrica la goma.
El fruto de esta especie se encuentra en una gran cápsula con semillas ricas en aceite que pueden servir como materia prima para resinas, barnices, pinturas, etc.
El árbol de caucho o siringa, es un árbol original de la cuenca del Amazonas, donde se presentaba en grandes cantidades y de forma exclusiva; esta cualidad generó la cultura extractiva que se dio inicio y se denominó ciclo del caucho, que se presentó en la historia de Brasil como una época de mucha prosperidad para la región.
Luego la especie fue introducida en Bahía cerca del inicio del siglo 20.
El ciclo del caucho en Brasil comenzó a declinar cuando grandes huertos fueron plantados por los ingleses, con fines de exploración intensiva en el continente africano tropical, en Malasia y Sri Lanka.
El látex es una dispersión estable, o sea una emulsión de micropartículas poliméricas en un medio acuoso, siendo que el látex puede ser natural o sintético.
En la naturaleza el látex se encuentra como una secreción blanquecina, a veces (pero pocas) de una tonalidad levemente amarillenta, la cual es producida por ciertas plantas como la papola, la siringa y el caucho. El fluido sale cuando a la planta se le practican una serie de cortes específicos los cuales posteriormente de ser extraído, la propia acción de oxidación con el aire ambiente, provoca la cicatrización del tejido.
El látex es ampliamente utilizado en la industria para la confección de guantes, drenajes quirúrgicos, preservativos, telas, etc. es un material que puede provocar procesos alérgicos como dermatitis por contacto de intensidad variable dependiendo de la sensibilidad de quien lo utiliza.
Fórmula y estructura del látex
En la composición del látex se observan promedialmente un 35% en hidrocarburos, remarcando la presencia de 2 – metil – 1,3 – butadieno 1,3 (C5H8) que comercialmente se conoce como isopreno o también como monómero de caucho.
El látex es un compuesto de características neutras, con un pH 7,0 a 7,2, pero cuando es expuesto en el aire por tiempos de entre 12 a 24 horas, el pH del látex baja hasta un valor de 5 y allí se presenta la coagulación espontánea, punto en el cual forma el polímero que se conoce como caucho y se representa por la fórmula (C5H8)n donde “n” es del orden de 10 000 y presenta masa molecular promedio de 600 000 a 950 000 g/mol.
Todas aquellas plantas que contengan látex, deberían ser evitadas en su consumo ya que la mayoría de ellas por su composición química presentan un riesgo real a la salud, principalmente cuando su estado es crudo.
Esto sucede porque el látex tiene muchas substancias tóxicas. Un ejemplo es la Manihot grahamii (presenta ácido cianídrico, precursor del cianuro, paralizante del sistema respiratorio).
Además del caucho en sí, el látex es útil para varios usos y funciones, tales como aplicaciones industriales sobre tejidos. Esta evolución se trata apenas del látex de fibras vegetales originando una masa que puede ser moldeada en la forma plana o tridimensional.
La Técnica de Vulcanización
La vulcanización es el proceso químico destinado a mejorar las propiedades físicas del caucho natural o sintético. El caucho acabado adquiere así mayor fuerza tensil y resistencia a la dilatación y abrasión y se torna elástica en una gama más amplia de temperaturas.
La forma más simple de provocar la vulcanización consiste en calentar el caucho con azufre.
La técnica fue creada en 1839 por el americano Charles Goodyear, la vulcanización permitió la obtención del caucho de alta resistencia utilizado en los neumáticos de los vehículos.
El inventor del proceso, Goodyear observó también la importancia de cierta substancia, los aceleradores, que aceleran la vulcanización o la hacen ocurrir a temperaturas más bajas.
Las relaciones entre el caucho y el azufre no son plenamente conocidas, pero se sabe que el azufre no se disuelve o dispersa simplemente en el caucho, sino que se combina químicamente en general en la forma de puentes entre las moléculas con larga cadena de átomos.
Actualmente se emplean temperaturas entre 140 y 180°C y se suman en general hollín y óxido de zinc al azufre, que mejoran la calidad del caucho. También se utilizan antioxidantes para retardar el deterioro causado por el oxígeno.
Algunos cauchos sintéticos no son vulcanizados por azufre, pero dan origen a un producto satisfactorio mediante un tratamiento similar con óxidos metálicos y peróxidos orgánicos.