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Alcalimetría y acidimetría

Publicado por Ángeles Méndez

En química, los procesos de alcalimetría y acidimetría son ambos, métodos de análisis cuantitativos y volumétricos, pero son métodos inversos entre ellos.

En el caso de la alcalimetría, se hace referencia a la forma de hallar la concentración de una solución alcalina, o también de la determinación de la cantidad de álcali que posee una sustancia.

El álcali, suelen ser los óxidos, hidróxidos, o carbonatos del grupo de los alcalinos. Estos juegan el papel de bases fuertes, siendo bastante solubles en agua. Un ejemplo típico de álcali es el amoníaco.

Por otro lado, la acidimetría, es el método que se encarga de determinar la cantidad de ácido que se encuentra de manera libre en una disolución.

En ambos métodos, se utilizan los mismos procesos.

En los laboratorios, para llevar a cabo los métodos de la acidimetría y la alcalimetría, siempre se parte de soluciones ácidas o alcalinas, que nos sirven de patrón, para así poder determinar la concentración.

Generalmente el HCl se utiliza como ácido, pues es útil en la preparación de soluciones con exacta concentración. El segundo ácido más utilizado es el ácido sulfúrico.

Cuando usamos como ácido el HCl, su concentración suele oscilar entre los valores 10.5 y 12, con una normalidad aproximada, pudiendo ser valoradas a posteriori de manera volumétrica.

En el caso de las soluciones alcalinas, suelen usarse más variedad de sustancias, pero quizás la más utilizada sea el hidróxido sódico, seguida de otras como el hidróxido potásico, o el hidróxido de amonio.

En cuanto a los indicadores, podemos clasificarlos en neutros, indicadores que son sensibles a los ácidos, e indicadores que son sensibles a las bases. Cuando son usados en agua pura, los indicadores de tipo neutro tomaran el color de transición; los indicadores sensibles a los ácidos, tomaran el color ácido correspondiente, y por último, los sensibles a las bases, tendrán el color alcalino.

Ejemplos:

Acidimetría:

Preparamos una solución del ácido HCl, 0.1 N.

Después de haber preparado dicha solución, ésta debe ser valorada con una sustancia patrón, en éste caso deberá ser una sustancia de tipo alcalina, como por ejemplo, el bórax.

Para proceder debemos de hallar la densidad del HCl concentrado, así como también el porcentaje de ácido puro que hay en el ácido utilizado.

Para valorar el HCl, 0.1 N, debemos pesar el bórax utilizado, y disolverlo en unos 60 ml de agua destilada, sin dejar de agitar hasta que éste se encuentre totalmente disuelto, incluso se puede calentar si vemos que no conseguimos disolverlo mediante agitación.

Seguidamente introducimos el indicador, del cual bastarán un par de gotas. En éste caso utilizaremos por ejemplo un anaranjado de metilo, y titularemos con el HCl, 0.1 N, escribiendo el gasto producido.

Alcalimetría:

Para preparar una solución y valorarla en el caso de un álcali, utilizaremos una solución de hidróxido sódico, es decir, una base fuerte.

Pesamos unos 4.02 gr. de NaOH, disuelto en agua destilada previamente hervida, hasta alcanzar el volumen final de un litro, con el fin de preparar nuestra disolución.

Seguidamente, añadimos unas pocas gotas de nuestro indicador, que en este caso puede ser fenolftaleina, y titularemos con el ácido (del ejemplo anterior), y ya podremos anotar nuestro gasto.