Fusión fría
Las reacciones nucleares de fusión, requieren por lo general condiciones de altas temperaturas y presiones. Se le llama fusión fría a cualquier proceso de fusión realizado a temperaturas y presiones cercanas a las habituales, realizadas con equipos de bajo costo y bajo consumo eléctrico.
El nombre de fusión fría surge de algunos experimentos llevados a cabo a finales de los 80, en células electrolíticas, en las cuales supuestamente se podría producir la fusión de dos átomos de deuterio para formar un átomo de helio, con la consecuente producción de grandes cantidades de energía. Un artículo sobre dicho experimento fue publicado por una conocida revista científica. Algo más tarde, fue descartada la posibilidad de que la fusión fría fuera un proceso físicamente posible.
Lo que en realidad sucedió fue que en el año 1989, los químicos estadounidenses Pons y Fleischmann, anunciaron en una conferencia de prensa que habían logrado realizar una fusión fría, con elementos tan sencillos como un par de electrodos, una batería y un recipiente con agua pesada, rica en deuterio. Según afirmaron, con estos elementos habrían logrado fusionar átomos de deuterio, formándose helio y deprendiéndose energía. El sorprendente anuncio tuvo gran repercusión en la comunidad científica, y muchos químicos alrededor del mundo intentaron reproducir el experimento de los estadounidenses, sin éxito. El término fusión fría habría sido introducido por el Dr. Palmer, de la universidad de Bringham, en el año 1986, haciendo referencia a la posibilidad de que algunas reacciones de fusión atómica se dieran en el núcleo de algunos planetas y posteriormente habría sido aplicado para el experimento de Pons y Fleischmann en 1989.
Tras varios días de expectativa mundial respecto de la fusión fría, el escepticismo comenzó a invadir a la comunidad científica, al no poder reproducir con éxito los experimentos de Pons y Fleischmann. A finales de mayo del año 1989, el departamento de energía de los Estados Unidos, formó una comisión especial de investigadores, que tenía como objetivo comprobar si realmente era posible o no realizar una fusión fría para producir energía. Tras varios meses de investigaciones y experimentos, dicha comisión llegó a la conclusión de que la fusión fría no era posible.
Dado que algunos científicos de la armada de Estados Unidos continuaron investigando sobre este tema, el departamento de energía formó en el año 2004 una nueva comisión, para evaluar los resultados de los nuevos experimentos realizados, llegando a la misma conclusión que en el año 1989.
Sin embargo, el físico italiano Scaramuzzi, afirmó haber conseguido una fusión fría, realizando algunos cambios al experimento de los estadounidenses. Tan sólo unas pocas semanas después de la conferencia de prensa de Pons y Fleischmann, Scaramuzzi lograba medir 491 neutrones provenientes de la reacción de fusión de deuterio en helio.
Uno de los métodos recientemente investigados para lograr la fusión fría, es el que utiliza unas partículas llamadas muones, que sustituirían a los electrones, en el átomo. El muón tiene la misma carga que el electrón, pero su masa es mucho mayor. De esta manera, el muón se sitúa mucho más cerca del núcleo que el electrón, neutralizando la carga de los protones.
Al estar neutralizada la carga del protón, se podría acercar otro núcleo a una distancia muy corta, ya que quedaría neutralizada la fuerza de repulsión entre protones. Si los acercamos lo suficiente, ambos núcleos se fusionarían. El principal problema de este método es que el muón es una partícula muy inestable, con una vida media muy corta, de manera que tendríamos que disponer de una fuente constante de muones, y la energía que se gastaría sería mayor a la producida.