Electrón desapareado
Se le llama electrón desapareado a aquél que se encuentra solo en su orbital, se dice que el orbital está semi-ocupado, por lo tanto no hay otro electrón que gire en el espín opuesto de dicho orbital.
En átomos aislados, podemos hallar electrones desapareados con frecuencia, en cambio, en compuestos es más difícil encontrar orbitales semi-ocupados. Esto sucede debido a que estos átomos tienden a ser muy reactivos, para ganar el electrón que les hace falta para completar su orbital y obtener mayor estabilidad.
Los átomos o compuestos que contienen electrones desapareados son llamados radicales.
Los radicales se indican escribiendo el símbolo químico del átomo o grupo en cuestión con un punto a la derecha del mismo. Los radicales se pueden clasificar en monoatómicos (por ejemplo el radical cloro Cl•, bromo Br• hidrógeno H•) o poliatómicos (como por ejemplo el radical metilo CH3•
Los radicales poliatómicos se pueden clasificar a su vez, según el átomo en que se encuentre el radical, de la siguiente manera:
–Radicales centrados en el carbono. Pueden ser primarios, secundarios o terciarios, según la ubicación de dicho carbono en la molécula. Los terciarios tienen mayor estabilidad que los secundarios y los primarios.
–Radicales centrados en el nitrógeno: por ejemplo el radical nitrato •NO3
–Radicales centrados en el oxígeno: por ejemplo el radical hidroxilo •OH, el cual es muy reactivo.
–Radicales centrados en átomo metálico: como el radical •SnH3
–Radicales centrados en halógeno: por ejemplo el radical cloro Cl•
Otra clasificación posible de los radicales sería según su carga. De esta manera tenemos radicales neutros, aniónicos y catiónicos.
Importancia biológica de los radicales.
Como explicamos anteriormente, los átomos o grupos de átomos que tienen un electrón desapareado en capacidad de aparearse, son llamados radicales libres, y su tendencia a reaccionar con otros átomos para ganar un electrón es muy alta.
Estos radicales circulan por el organismo intentando ganar un electrón, muchas veces lo obtienen de moléculas estables, que al perder un electrón pasan a su vez a ser radicales, causando una reacción en cadena que puede ser muy nociva para estructuras tales como membranas celulares, ácidos nucleicos, entre otros.
La vida media de un radical libre es de tan sólo unos microsegundos, pero las reacciones que causan pueden tener consecuencias negativas. De todas maneras, los radicales libres son producidos en el organismo en cantidades moderadas, ya que son de utilidad en la lucha contra infecciones causadas por virus y bacterias. Estos radicales, producidos por el cuerpo, son fácilmente neutralizados, una vez que han cumplido con su función, por medio de enzimas como catalasa o dismutasa, que pueden anularlos sin desestabilizarse.
Los radicales libres intervienen en reacciones químicas que son fundamentales para el mantenimiento de la salud, sin embargo estos procesos deben ser controlados por una cierta cantidad de antioxidantes. Los antioxidantes son sustancias capaces de brindar electrones, que pasan a completar el orbital incompleto del radical libre, neutralizándolo.
El organismo puede sufrir daños severos si lo sometemos a exceso de radicales libres durante tiempo prolongado. El tabaquismo, el consumo de margarinas y ácidos grasos trans, como los que se encuentran grasas de carnes y leches, pueden aumentar la producción de radicales libres, con consecuencias negativas para la salud.
Estos radicales también se producen por factores ambientales, como exposición a radiaciones ultravioletas, pesticidas y otros contaminantes atmosféricos. El exceso de radicales libres puede producir cáncer y envejecimiento prematuro de los tejidos.
Para evitar estas consecuencias negativas, se deben consumir en la dieta una cantidad importante de antioxidantes naturales, como beta caroteno (presente en la zanahoria), vitamina E, entre otros.