Curvas de valoración: El punto de equivalencia y el punto final
Cuando realizamos una curva de valoración de tipo volumétrica, vamos añadiendo poco a poco de manera lenta y desde la bureta, unas pequeñas cantidades o volúmenes del agente valorante, el cual va reaccionando en el matraz erlenmeyer con el analito, provocando cambios en una o varias de las propiedades de la disolución, las cuales pueden ser calculadas o medidas.
Si realizamos la medición de una de las propiedades mencionadas, a cada intervalo a lo largo de la valoración, se la representará con valores frente al volumen del agente valorante que se ha adicionado, obteniéndose la curva de valoración.
En las valoraciones ácido- base, la propiedad que se mide generalmente es el pH, ero si alguna de las especies desaparecen o se forma con color, podemos entonces medir, la intensidad de dicho color, eso es la absorbancia a la longitud de onda del máximo de absorción. Alguna de las propiedades que se miden también son, el pM= -log [M], de donde M, es una especie que se valora, midiéndose los cambios de potencial de la disolución, así como su conductividad. Dependiendo de la propiedad que se mida, se puede hablar de valoraciones o de volumetrías potenciométricas, conductimetrías, fotométricas, etc.
Dependiendo de la forma, las curvas de valoración podrán ser de tipo lineal, o logarítmicas:
En las curvas lineales, existe una propiedad directa entre las distintas variables, y se consigue siempre a través de un sistema indicador físico-químico. A lo largo de la valoración se va formando una especie de color cuya absorbancia es seguida al detalle. Cuando una reacción termina, la adición de más cantidad de valorante no provoca incremento del color, sino más bien, un ligero descenso de éste, debido a la dilución que tiene lugar. Para trazar las rectas en cuestión, se han de tomar cuatro valores para cada una de ellas. El punto de corte que se produzca entre ambas, se habrá obtenido por extrapolación, y nos permitirá conseguir el volumen necesario para poder completar la reacción. En la zona de equivalencia los valores que se miran darán la curva en sí.
En las curvas de valoración de tipo logarítmicas, existe una relación entre la propiedad que se mide y el reactivo que se añade. Así, a su vez, y como su nombre indica, la propiedad depende del logaritmo de la concentración de alguna de las especies participantes, concentración que, de manera obvia, variará durante dicha valoración. Así sucede también con el pH, el cual está relacionado en forma logarítmica con la concentración de protones, así como con el potencial, E, de la disolución que depende de los logaritmos de las concentraciones de oxidante y reductor, a través de la ecuación de Nerst. Cuando se provoca la neutralización del pH, el punto variará considerablemente, aunque el punto de neutralización no es fácil de determinar, como sucede en las curvas de tipo lineal. El punto coincide con el punto de inflexión de la curva por lo que suele obtenerse derivando y representando la derivada frente al volumen de valorante, aunque además existen métodos gráficos, menos precisos, para sus localizaciones.
Las curvas de valoración pueden ser teóricas o también experimentales. Las curvas teóricas nos permiten ver si existe la posibilidad de realizar una valoración y así elegir un indicador adecuado para ellas, en cambio en las curvas experimentales, se mide la propiedad que varía en el transcurso de la valoración de la muestra real. El punto de equivalencia coincide o corresponde al momento teórico en el que se ha añadido el valorante en una cantidad que equivale a la especie valorada. El punto final en cambio, será la aproximación experimental al punto de equivalencia. En el punto final se considera que la reacción se ha visto completada, dependiendo del sistema indicador que se haya utilizado.