Agua potable
Conocemos como agua potable aquella que cuenta con las condiciones para ser consumida por el ser humano sin restricciones, debido a los tratamientos previos a los que se ha visto sometida, en cuanto a purificación se refiere, por lo que no presenta ningún riesgo contra la salud. Así, el concepto de agua potable se utiliza para nominar al agua que cumple rigurosamente con las normas de seguridad que pueden variar según el país.
De este modo, se establecen cantidades máximas y mínimas de presencia en agua de minerales, iones, elementos químicos, bacterias, etc. Además el pH del agua potable de consumo debe encontrarse en los rangos de 6,5 y 8,5. En las zonas agrícolas, en la actualidad suelen encontrarse pozos de extracción de agua que no cumplen con las normas estipuladas, debido al uso, cada vez más intenso, de abonos en los campos, esto hace que se eleven los niveles permitidos, sobretodo de nitratos y nitritos. Estos abonos añadidos son filtrados por el suelo y a menudo llegan al nivel freático al ser portados por el agua procedente de la lluvia. Un agua se dice que deja de ser potable cuando existe presencia de bacterias o virus, excesivos minerales o productos tóxicos y partículas depositadas o en suspensión.
Cuando se transforma el agua en agua potable se dice que ha tenido lugar una potabilización. Existen numerosos procesos de este tipo, que pueden ir desde una desinfección sencilla con la finalidad de eliminar sustancias patógenas, generalmente añadiendo el elemento cloro, u otros procesos bastante más complicados y laboriosos. Por lo general la adición de cloro u ozono para desinfectar de manera sencilla se realiza a aguas procedentes de manantiales de tipo natural o en aguas de origen subterráneo. Pero cuando el agua es más superficial, por ejemplo procedente de ríos o lagos, entonces previamente a la adicción de cloro, tiene lugar un tratamiento para tratar los compuestos volátiles y un proceso de precipitación de sustancias impuras, una filtración y finalmente la desinfección con ozono o cloro.
Cuando las aguas presentan contenido en sales o metales de tipo pesado, los procedimientos a seguir se tornan difíciles y económicamente costosos. En algunas zonas, donde no precipita mucho o existe la posibilidad de conseguir agua marina, se suele proceder a la desalinización del agua para consumo humano, a través de procesos de ósmosis inversa o destilaciones. Sabemos que el agua ha conseguido potabilidad cuando no presenta olores, es incolora e insípida. Muchos países adicionan ciertas cantidades de fluoruro en las aguas para ayudar al cuidado dental de la población.
Una vez solucionado el tema de la potabilidad de las aguas, se presenta otro problema que ha aparecido desde tiempos inmemorables, esto es como suministrar el agua potable a la población. Ya en tiempos de la antigua Grecia existían acueductos para portar el agua y tuberías que llevaban el agua a toda la población del lugar. En otras zonas, aun hoy en día se construyen cisternas o contenedores para recoger el agua procedente de la lluvia. El uso medio actual por persona suele encontrarse en torno a los 180 litros diarios, siendo en torno a 2.5 litros, la cantidad de esta que se dedica a la bebida.
Existe la posibilidad de encontrar sustancias peligrosas en el agua potable, como puede ser el caso de elementos como el arsénico, el cadmio, cromo, fluoruros, o nitratos y nitritos entre otros. Cada una de estas sustancias pude encontrarse presente en el agua por diversos motivos, así por ejemplo, en el caso del arsénico, este puede encontrarse presente debido a que los minerales presentes en el suelo se han disuelto, y al fluir el agua esta se ha contaminado, también puede darse el caso de contaminación de este tipo a través de las industrias o los venenos como pesticidas. También puede existir presencia de otros elementos debido al envejecimiento y deterioro de tuberías que portan el agua, sobretodo aquellas que se encuentran galvanizadas, lo que puede hacer que encontremos presencia de elementos como el cadmio.
