Química

Reciclaje de Aluminio

Publicado por Mónica González

La reciclabilidad es uno de los atributos más importantes del aluminio. Cualquier producto producido infinitas veces, sin perder sus cualidades en el proceso de reaprovechamiento, al contrario de otros materiales. El ejemplo más común es el de la lata de aluminio para bebidas, cuya chatarra se transforma nuevamente en lata luego de la colecta y refusión, sin que existan límites para su retorno al ciclo de producción.

Esta característica posibilita una combinación única de ventajas para el aluminio, destacándose además de la protección ambiental y economía de energía, el papel multiplicador en la cadena económica.

El reciclaje de aluminio esta realizado tanto a partir de sobras del propio proceso de producción, como la chatarra generada por productos de vida útil agotada. De hecho, el reciclaje se transformó en una característica intrínseca de la producción de aluminio, pues las empresas siempre tuvieron la preocupación de reaprovechar retazos de chapas, perfiles y laminados, entre otros materiales generados durante el proceso de fabricación.

Este reaprovechamiento de sobras del proceso puede ocurrir tanto interna como externamente, por medio de terceros o refusión propia. En cualquier caso representa una gran economía de energía y materia prima, reflejándose en un aumento de la productividad y reducción de la chatarra industrial.

El reciclado de productos con vida útil agotada, por su parte, depende del tiempo gastado entre su nacimiento, consumo y descarte. Esto se llama como ciclo de vida del producto, que puede ser de 45 días, como en el caso de la lata, hasta más de 40 años, en el caso de aluminio por la transmisión de energía eléctrica. En cualquier caso, el aluminio puede ser reciclado infinitas veces.

Cuanto más corto fuese el ciclo de vida de un producto de aluminio, más rápido será su retorno al reciclado. Por ello, los volúmenes de reciclado de la industria alcanzarán índices expresivos con la entrada de la lata de aluminio en el mercado.

Multiplicador en la cadena económica

El índice de reciclaje de latas de aluminio ha alcanzado órdenes del 78% en el año 2000 en los países en vías de desarrollo, superado apenas por Japón, determinando la expansión de un sector casi siempre marginado en la economía, pero que movilice volúmenes y valores respetables: el de la colecta y comercialización de la chatarra.

Esta actividad asume un papel multiplicador en la cadena económica, que reúne desde las empresas productoras de aluminio y sus socios, hasta recicladores, chatarreros y proveedores de insumos y equipamientos para la industria de reciclado.

Se trata de un sector que ha estimulado el desarrollo de nuevos segmentos, como el de los fabricantes de máquinas para amasar latas, prensas y colectores y que atrae aún ambientalistas y gestores de las instituciones públicas y privadas, involucrados en el desafío del tratamiento y reaprovechamiento de residuos y también beneficia millones de personas que retiran de la colecta y reciclaje de su renta familiar.

Reflejos ambientales y Sociales

El reciclaje de aluminio crea una cultura de combate al desperdicio. Difunde y estimula el hábito del reaprovechamiento de materiales, con reflejos positivos en la formación de la ciudadanía y en el interés por la mejoría de la calidad de vida de la población.

El alto valor agregado del aluminio desencadena un beneficio indirecto para los otros sectores, como el plástico y el papel. La valorización del aluminio para el chatarrero vuelve atractiva su asociación con colectas de otros materiales de bajo valor agregado y gran impacto ambiental.

Además de ello, la perspectiva de reaprovechamiento permanente llama la atención de la sociedad por productos y procesos limpios, creando un comportamiento más renovable en relación al medio ambiente en el país.